lunes, 7 de noviembre de 2011

LOS VALORES MORALES

Los valores morales son las pautas de comportamientos que espera la sociedad que se manifiesten en cada miembro de la comunidad, considerando el bien común.
            Estos valores son establecidos por consenso social y se rige por las costumbres o usos regionales. Estos pensamientos tienen una fuerza particular en el individuo principalmente porque quedan expresamente establecidos como comportamientos a seguir.
En la etapa de la infancia donde nuestro ”disco duro” está virgen y nuestra fuerza emocional es muy intensa, es el momento ideal para establecer estas pautas morales que permiten a los individuos diferenciar lo bueno de lo malo, como tendencias básicas.
            En la medida en que se hace abandono del reforzamiento de valores (tal como esta sucediendo hoy en día) Los individuos se darán más licencia en sus comportamientos. Una muestra de lo catastrófico que puede resultar el abandono de esta tarea, lo podemos encontrar en la serie de asesinatos masivos producidos por niños y que han impactado al mundo en los últimos tiempos.  Cuando se busca la respuesta para tales actos de barbarie, se busca generalmente en el lugar equivocado, culpando en última instancia a la locura misma. Cuando se busca culpable se llega hasta los actores mismos y cuando mucho a la familia como culpables en segundo grado, dejando al principal culpable (la sociedad y su estructura) en la más completa impunidad. Si esos padres, supieran plenamente, no tan solo que son los valores, sino también, el como enseñarlos correctamente, de seguro que no tendrían que verse enfrentados a tan desgraciado destino.
            Los valores de las personas podrían ser:
a)      Acertados.- Si corresponden con las expectativas sociales.
b)      Errados.- Si no corresponden con lo esperado socialmente.
c)    Débiles.- Si no tienen la suficiente fuerza para mover al individuo hacia comportamientos socialmente aceptados. Este se da, en aquellos caso en que el individuo conoce el valor y podría describirlo perfectamente, pero que en el no se manifiesta con la intensidad adecuada.
d)   Exacerbados: Esta situación se ve claramente reflejada cuando las personas pierden el equilibrio en sus conductas siendo tiranizados por su propio valor.

MENTE Y APRENDIZAJES

Uno de los grandes paradigmas que domina nuestros tiempos respecto a la mente, es la de creer que porque utilizamos la capacidad de raciocinio y de nuestro pequeño darnos cuenta de la realidad, tenemos un control total sobre la mente.
Desde antes de nacer la mente del bebe ya esta aprendiendo por si misma y para si misma. De hecho, todo lo que sucede con cada una de sus células en su proceso de formación, es obra de su mente. Es la mente la que decide que hacer con cada fragmento de información que recibe a través de los sentidos, que interpretación les dará, de que modo relacionará los registros, donde los almacenará y el valor que estos representaran en la vida de cada ser. A pesar de que con el dominio del lenguaje y la ampliación del conocimientos nos vamos empoderando de una parte de este inmenso poder, la mente sigue dueña de espacios inconmensurables de dominio, que escapan a las posibilidades de nuestra lógica y razón.
Dado tales hechos, es necesario entender que en la formación humana estamos trabajando fundamentalmente en estos espacios que están más allá de nuestros razonamientos y a los cuales por desconocimientos no les hemos prestado la atención debida.
Nuestras conductas están determinadas por una serie de información jerarquica que nuestra mente a catalogado y que no termina nunca de examinar, ni reconsiderar. Esto significa que no todo es, solo fragmentos de información aisladas que van formando un colage de experiencias dentro de nosotros. También existen estrategias y programas que impulsan nuestras decisiones. Y entre estos programas están nuestras virtudes esenciales y nuestros valores morales que son el objetivo fundamental de este material.

lunes, 20 de junio de 2011

ENTENDIENDO NUESTRA HUMANIDAD

En esta batalla desesperada que vivimos día a día los padres por no ver caer  enredados a nuestros hijos, en la violencia, los vicios y la mediocridad que les acecha, es necesario aunar fuerzas y destrezas para defenderlos a tiempo de tales tropiezos.

Solo cuando comenzamos la practica de ser padres, comprendemos la magnitud del desafio y nos damos cuenta, de que hemos abordado una tarea delicada y bastante difícil.

El objetivo esencial es lograr que estos seres amados lleguen a desarrollarse plenos y felices. Lo malo es que no contamos con la preparación, ni con la claridad de conceptos como para elegir en todo momento las estrategias correctas, que nos aseguren el éxito de tales objetivos.

Improvisamos inevitablemente. Procedemos por ensayo y error con la mejor de las intenciones pero sin un norte claro de hacia donde apuntar cada reprimenda cada palabra o cada consejo. Sin tener el concepto global ni detallado de lo que significa FORMAR HIJOS.

Claramente, nuestros antecesores (así como nosotros), no recibieron una formación como padres. Por lo que tenemos que reconocer, que los modelos a seguir en este rol, han sido carentes de una u otra manera del conocimiento formal que el desafío amerita.

Comprender la conducta humana, las raíces de nuestros vaivenes emocionales, la forma en que se asientan nuestros valores morales, los estilos comunicacionales adecuados, la importancia de la autoestima y la forma de reforzarla o el modo en que trabaja nuestra mente, son solo parte de la malla curricular que debemos aprobar los padres, para conseguir recién el titulo de "Técnico en Formación Humana".


Mientras tanto, arreglemonos con lo que tenemos para sacar airosos esta tarea adelante.